Por: Tatiana Yelena Rodríguez Mojica. @tatiana_tatiy
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En nuestro país existen 7 millones de personas con discapacidad, de estas 1.948.332 son personas con discapacidad visual, es decir, ciegas y baja visión; el 83 % viven de la informalidad, cifras que ya conocemos, que nos hemos cansado de publicar, visibilizar y denunciar; cifras que por más que deseamos y por distintas acciones que emprendamos no las podemos cambiar.

Aunque, parecen las mismas quejas de siempre, donde queremos mostrar la realidad de las personas con discapacidad, no lo son. En Bogotá, en el sistema de transporte Transmilenio, trabajan no solo venezolanos, colombianos, sino, cientos de personas con discapacidad, lamentablemente no existe un estudio o registro serio para saber cuántas son; pero basta con usar un servicio de estos articulados para encontrarlas. Lesly Coronado es una joven mujer profesional, especialista en finanzas y negocios internacionales, llegó a Bogotá de Montería a principios del año 2023 a buscar una mejor calidad de vida; trabajó en la Universidad de la Salle como asistente, durante 10 meses, hasta que se le cumplió el contrato y no se lo renovaron.
Sola en la ciudad, sin ningún familiar que la apoyara, vivía en una habitación en la localidad de chapinero y si algo tenía claro era que no se regresaría a Montería. Por fortuna esta joven de 27 años con baja visión es muy talentosa y su voz le ayudaría a sobrevivir; pasó varias hojas de vida a muchas empresas, pero como es frecuente por su discapacidad nunca la llamaron ni siquiera a una entrevista.
Lesly para su traslado a Bogotá se endeudó con la compra de los pasajes, chaquetas y otros elementos básicos; con lo que ganaba en su trabajo no le alcanzaba para sus gastos y pagar lo que debía, por lo que con un amigo que vendía dulces y ofrecía masajes decidió salir los fines de semana a cantar en el Transmilenio, aunque, esto lo hacían esporádicamente.

En febrero de 2024 sin trabajo y con la necesidad de sobrevivir decide trabajar tiempo completo en Transmilenio, esta mujer amante del café es afortunada porque cuenta con grandes amigos que la apoyan, uno de ellos la acompañó los primeros días, le enseñó las distintas rutas y como dirigirse a los usuarios del sistema. “Para mí fue muy difícil, tenía más de tres meses luchando con una depresión y todo me costaba mucho, también, me daba pena y me dolía la indiferencia de algunas personas”, menciona Lesly con nostalgia, su motivación era que no se quería devolver a Montería y Tobi su mascota de apoyo emocional. En la primera semana de trabajo la robaron, se le dañó el parlante y luego, el micrófono.
Sus buenos amigos le regalaron un celular y le prestaron dinero para el arriendo y para el arreglo de el parlante y el micrófono; ella perseverante y fuerte no se rindió y continuó con su labor diaria.
Por el grupo de Ante Todo Mujeres Sirius se enteró del grupo Transmi colombiano que reúne personas con discapacidad que trabajan en el sistema y comparte información útil para todos los integrantes.

Un día asiste a un restaurante donde se reunían varias personas con discapacidad de este grupo a almorzar y todo empezó a cambiar. Lesly comienza a conocer compañeras y compañeros que se dedicaban a su misma labor, que le enseñaron las mejores rutas para trabajar y otros saberes importantes; así mismo, a crear amistades y lo mejor a formar redes de apoyo.
Vanessa Lozano Figueroa actualmente una de sus grandes amigas y compañera de labor, es una mujer como decimos en Colombia berraca, para resaltar mujeres empoderadas, que trasnochan, se levantan cuando aún es de noche y que hacen todo lo posible y lo imposible por su familia, como es típico en nuestro país; en este caso Vanessa quien es ciega, madre soltera de una niña de 9 años pilísima, también, trabaja en el Transmilenio cantando.

“De lo más lindo que me ha enseñado mi trabajo en Transmilenio ha sido poder dirigirme a un público sin pena, sin miedo a ser juzgada, igualmente, la humildad, si me va mal en un servicio o si me discriminan, debo bajarme olvidar lo que pasó y subirme a otro articulado con la mejor energía” refiere Vanessa con firmeza; resalta la red de apoyo que han consolidado. Por ejemplo: cuando a alguno se le daña un parlante otro se lo presta o lo invita a trabajar en compañía y reparten lo obtenido en partes iguales; si la persona no tiene para el arreglo entre todos reúnen el valor de éste y lo pagan; también, si a alguien le fue mal y no tiene para el almuerzo entre todos lo invitan; si otro está triste o pasa una situación difícil entre todos lo acompañan y apoyan.
Un día la abuela de la hija de Vanessa, la mamá de su expareja, se enfermó y ninguno de sus hijos se encontraba en Bogotá, por lo que Vanessa se encargó de acompañarla en el hospital y proporcionarle lo que necesitaba, razón por la que varios días no pudo trabajar; pero la vida te da sorpresas y cuando menos lo esperas.
Sus compañeros de labor estaban al tanto de la situación, e inmediatamente se organizaron y cada uno decidió donar un turno, cuando se refieren a turno, es lo que una persona reúne con su trabajo en un articulado, ya sea vendiendo dulces, cantando, declamando o ofreciendo distintos productos, a diferencia de otros esta comunidad da de lo que tiene, no de lo que le sobra. Igualmente, la Fundación Sirius Una Nueva Luz conociendo la situación le ayudó con un recurso.

Estas mujeres y hombres diariamente dan muestras de hermandad y fraternidad, los caballeros están pendientes de sus compañeras y las invitan a tinto algo que reunidos disfrutan, ellas se cuidan y se acompañan por ejemplo al baño, también, si alguna requiere un producto femenino o una pastilla se la consiguen.
Se han apropiado del espacio, lo cuidan y habitan, una estación de Transmilenio es el lugar perfecto para compartir un almuerzo y hasta celebrar un cumpleaños, en el Portal norte de la calle 170, cuentan con un amigo, el señor Fernando Valencia quien tiene discapacidad física, le falta un brazo y se gana la vida vendiendo dulces y otros comestibles, él les ayuda en lo que pueda y siempre está pendiente de ellos.
Para su cumpleaños alrededor de 13 personas lo sorprendieron con una espectacular serenata, pues talento es lo que abunda en ellos, también, con una torta de helado.

Para el cumpleaños de Vanessa no solo se llevó una gran sorpresa cuando en la decimoquinta temporada de Café A Ciegas, en una de sus funciones, su talentoso grupo de artistas le cantaron el cumpleaños, acompañados con las voces de 50 espectadores que vivieron la experiencia y con una torta que hizo, que este momento fuera inolvidable.
Si no, cuando en la estación de Terminal con una súper parranda vallenata, digna de presentarse en un teatro, en la mejor de las rumbas y porque no en un estadio, la alegría de sus compañeros se fusionó con la sorpresa de los usuarios que se encontraban en ese lugar; una torta y un brindis con champaña logró que a Vanessa le dieran ganas de llorar, pero a diferencia de otras ocasiones esta vez de alegría.

Cuando se desplace en Transmilenio probablemente se encuentre con hombres tan talentosos como Pablo Guerrero o Yorvin Cerpa o solidarios como Daniel Vega, padres, esposos, hermanos y excelentes amigos; que como millones de colombianos luchan por sobrevivir en una Colombia que le niega todo a las personas con discapacidad. También, con auténticos como el acordeonero William Pérez y la monteriana Melisa Sequeda o con trabajadoras como Lesly y Vanessa; tenga la seguridad que ellas y ellos continuarán trabajando con amor y disciplina, buscando sus sueños y esperando que este país les abra una puerta. Personajes como ellos me hacen sentir lo que mencionan Garzón y Collazos: “Que orgullosa me siento de haber nacido en mi patria”.