Por Tatiana Yelena Rodríguez Mojica. @tatiana_tatiy

Tan linda la niña ¿increíble cómo quedó así? muy bonita, lástima que esté cieguita; me encantas, pero no creo que a mí familia le guste que esté con una mujer con discapacidad, ¡estando así como se le ocurre tener hijos ¡sí, tiene treinta años, pero es una niña, por supuesto que no ha tenido relaciones sexuales. Todos esos comentarios son los imaginarios que lamentablemente prevalecen en nuestra sociedad acerca de una mujer con discapacidad; lo que evidentemente impide el desarrollo humano, el  que contempla el desarrollo sexual.

Aunque a muchos no les guste y la mujer con discapacidad sea tratada y significada como una niña que necesita protección, ser cuidada toda la vida y que nunca va a crecer, ni desarrollarse como mujer; pues a grito herido y con las voces de millones de mujeres con discapacidad, les anunciamos que ellas tienen deseos, sueños y también les gusta explorar la sexualidad, el sexo y el erotismo.

Sí, una mujer con discapacidad también siente placer y si no ha podido explorar su sexualidad, es por las barreras impuestas muchas veces por la propia familia, cuidadores o cuidadoras; claro está a nadie se le prepara para que llegue a su entorno una persona con discapacidad, para nacer con ella o adquirirla.

Son tantos los prejuicios e imaginarios sociales, que estos temas es mejor no hablarlos, dan pena y además son privados; lo peor es que esto aumenta el desconocimiento y contribuye a que la mujer con discapacidad sea vulnerable al abuso sexual, al aislamiento, la falta de autoestima y al no poder desarrollar una vida plena, aunque esto parezca increíble. 

La represión, fortalecida en el siglo XVII, la burguesía y más recientemente el nacimiento del capitalismo, han escondido y castigado la sexualidad innata en el ser humano. Michel Foucault en su libro Historia de la Sexualidad señala, “entonces la sexualidad es cuidadosamente encerrada. Se muda. La familia conyugal la confisca. Y la absorbe por entero en la seriedad de la función reproductora. En torno al sexo, silencio. Dicta la ley la pareja legítima y procreadora. Se impone como modelo, hace valer la norma, detecta la verdad, retiene el derecho de hablar —reservándose el principio del secreto. Tanto en el espacio social como en el corazón de cada hogar existe un único lugar de sexualidad reconocida, utilitaria y fecunda: la alcoba de los padres. El resto no tiene más que esfumarse; la   conveniencia de las actitudes esquiva los cuerpos, la decencia de las palabras blanquea los discursos. Y el estéril, si insiste y se muestra demasiado, vira a lo anormal: recibirá la condición de tal y deberá pagar las correspondientes sanciones”. Salirse de lo supuestamente normal genera sorpresa, rechazo y por supuesto exclusión social, a lo que evidentemente están expuestas las personas con discapacidad.  

Camila Barrera, quien es Partera, Dula, Terapeuta, defensora de los derechos de la mujer y experta en temas de sexualidad, resalta que “en nuestro contexto la sexualidad femenina está muy masculinizada, por lo que es  necesario reivindicar el derecho al placer de las mujeres; derecho que ha sido exclusivo de los hombres. La sexualidad masculina es una sexualidad de bajos tiempos de espera, el hombre eyacula muy rápido, esa es su naturaleza; mientras que la mujer necesita más tiempo para empezar a erotizarse y cuando ya se llega a la cumbre se requiere mucho tiempo para llegar al estado de no excitación. Es decir, la meseta del placer femenino dura demasiado tiempo y generalmente no se tiene la manera de disfrutar ese estado, porque el hombre lo hace muy rápidamente y esto está aprobado por una sociedad que respeta los ritmos masculinos, negándole a la mujer distintas posibilidades de explorar su sexualidad”.

Es tal la castración de la sexualidad de las mujeres con discapacidad que muchas desconocen su cuerpo, su sexualidad y las distintas formas de placer. Hablar o sentir un orgasmo, explorar o disfrutar de la masturbación son temas y experiencias completamente desconocidas.

Camila Barrera, también profesional en Gobierno  y Relaciones Internacionales, recomienda tres aspectos básicos para disfrutar plenamente de la sexualidad y lograr distintos orgasmos. “Uno educar a los hombres, los tiempos de la mujer para erotizarse son más largos y nosotras somos responsables de nuestro propio placer, por lo que debemos decirle a ellos lo que necesitamos, lo que nos gusta, tener claro que si el hombre eyacula no se acaba el acto sexual, que puede volver a empezar, además entender que la estimulación no solamente se logra con el pene, sino que hay otras maneras de estimular a la mujer para que llegue al orgasmo.

El segundo aspecto es la autoexploración, auto toque o el auto placer. La invitación es a las mujeres, a que se conozcan, exploren   su cuerpo y lo que les gusta, ¿por qué cómo pido algo afuera que no se realmente como funciona en mi misma?

La tercera recomendación es que las mujeres se informen y fortalezcan el conocimiento frente a estos temas, por ejemplo, hay distintos orgasmos, también existe la eyaculación femenina y si esto no se conoce es muy difícil poder explorarlos; mantener siempre una curiosidad activa”.

 Existen dos referentes en nuestra sociedad acerca de la sexualidad, la Pornografía y el Tabú; la Pornografía muestra una masculinización de la sexualidad donde es el hombre que siente placer y la mujer responde a  ese placer. A demás prevalece esa falsa creencia que es el hombre el que tiene más deseos sexuales, por lo que se le permite que se masturbe y disfrute de su sexualidad; mientras que esto no sucede con la mujer, un factor que influye fuertemente en esta creencia es la religión, que prohíbe o ve de forma negativa la masturbación.

Es preocupante que si se habla de sexualidad, se hace desde el miedo, por una parte los riesgos del abuso sexual y por otro desde la maternidad, o lo que implica quedar en embarazo; nunca se hace desde la delicia que es la sexualidad, que no solamente esta relegada a las relaciones sexuales, tampoco se menciona    la magia del erotismo o de sentirse erótica.

La invitación es que las mujeres con o sin discapacidad, exploren distintos aspectos de la siquis femenina, de su cuerpo, de cómo se puede ser erótica y sexual para uno mismo. Si se tiene pareja y una vida sexual activa, es primordial la comunicación decir que se desea o que no es agradable; así mismo entender que la sexualidad de la   mujer es distinta a la del hombre.

Para el desarrollo pleno del ser mujer, es fundamental la autoestima, también imprescindible en la sexualidad, se debe fortalecer y alimentar en la cotidianidad; con el autocuidado, el respeto propio y todas las herramientas que sean necesarias. En este sentido recomienda Camila “ siempre les sugiero a las mujeres cuando acuden a mi consultorio, el auto masaje, es una de las herramientas más bellas que se pueden aplicar; es necesario un momento de erotismo con uno mismo, donde se empiece a querer y admirar el  cuerpo como es, con lo que se tiene. Crear una escena sensual para uno mismo. Para esto se puede calentar el aceite de preferencia que se tenga, que esté en una temperatura adecuada, luego frotar por todas partes, decirle al cuerpo lo que se quiere y se agradece, puedes encontrar zonas placenteras o erógenas que desconocías y que no necesariamente es la vagina”.

Lo importante es que queramos y aceptemos nuestro cuerpo como es y no con esos estereotipos marcados y desdibujados de la realidad que impone la sociedad. Así mismo comprender que hay diversas formas de sentir placer y de explorar nuestra sexualidad y lo más importante tener claro que ante todo somos mujeres.

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