Por: Tatiana Yelena Rodríguez Mojica. @tatiana_tatiy
Durante una conversación que sostenía con dos hombres con discapacidad visual, me sorprendió cuando afirmaban con vehemencia “Los hombres en Colombia no aceptan a las mujeres con discapacidad”, mientras los escuchaba atentamente pensaba que son ellos los hombres con discapacidad quienes en algunas ocasiones tampoco nos aceptan, muchos entablan relaciones efímeras con mujeres con discapacidad, pero cuando escogen una pareja estable prefieren una mujer sin discapacidad; claro esto les facilita en algunos casos su cotidianidad.
En Colombia todos los días nos levantamos con noticias escabrosas: feminicidios, maltrato, violencia, violaciones pero poco se habla de la mujer con discapacidad cuando es la más violentada y abusada.
Desde el mismo proceso de la rehabilitación se maltrata y se quiere castrar el ser mujer; recuerdo recién que perdí mi visión y llegué al CRAC (Centro de Rehabilitación para el adulto Ciego, me encontraba con el psicólogo y me dice: “tienes que resignificar el ser vanidosa, por tu nueva condición” y con el ímpetu que me caracteriza le contesté” claro que sí, ahora lo voy hacer más”. Es increíble como en vez de ayudarnos a fortalecer nuestra autoestima nos quieren anular y minimizar; para las mujeres que hemos visto y luego perdemos nuestra visión, una de las cosas más difíciles de aceptar es el uso del bastón y desde mi experiencia algo que nunca se me olvida es lo primero que me dijo la instructora de movilidad: ”es mejor que usted ahora ande en tenis”, lo que me pareció el colmo y una falta de respeto, me encantan los tacones y son parte de mi feminidad. Me pregunto: Cómo es dicho proceso de rehabilitación con las niñas que llegan a temprana edad?, cómo les moldean la conducta? y peor aún cómo las alejan de ser mujeres? y les recalcan que tienen una discapacidad
Nuestro país machista por tradición hace que el ser y sentirse mujer sea todo un reto. En los escenarios que he compartido con hombres con discapacidad resalta el machismo y escasea el que se nos reconozca primero como mujer y luego con la condición de discapacidad; son frecuentes los comentarios que evidencian esto: ”representas muy bien la discapacidad”, o “eres la cara bonita de la discapacidad”, por qué no se dan cuenta que antes de tener una discapacidad somos
¿Mujeres?, mujeres como todas: valientes, guerreras, soñadoras, emprendedoras, mujeres que lloramos, sentimos y también amamos.
Ojalá se quedara solo en comentarios, pero son ellos quienes con sus aptitudes nos segregan y maltratan, los que toman decisiones, se imponen y lideran los distintos movimientos; son ellos quienes denigran las mujeres y en su cotidianidad las cosifican. La réplica de ellos sería que nosotras como mujeres y particularmente en mi caso, no he aceptado mi discapacidad y por esto los comentarios. Pero es fundamental para ganar un espacio en esta sociedad reconocernos primero como mujeres y luego como mujeres con discapacidad. Afortunadamente existen algunos hombres con discapacidad que si nos ven como lo que somos: mujeres. La lucha la debemos dar en la sociedad y no solamente desde el vocabulario ahora se puso de moda sobretodo en el escenario público referirse en femenino todo el tiempo, algo que me fastidia; como el todos y todas y las lideresas, realmente esto es lo de menos; debemos exigir que las mujeres ganen lo mismo que los hombres cuando desempeñan igual profesión, según cifras en Colombia las mujeres ganan un 29% menos que los hombres y son ellos quienes ocupan los mejores cargos de poder y liderazgo. Así mismo ni una agresión, ni una víctima más. El Instituto Nacional de Medicina legal reveló que en lo corrido de este año han sido asesinadas 204 mujeres, cifra realmente escandalosa. El caso más reciente y que se le ha dado gran cubrimiento de prensa es el de Claudia Johana Rodríguez asesinada por su expareja en el Centro comercial Santa Fe. Lo indignante es que la mayoría de mujeres que se atreven a denunciar no reciben protección y ayuda adecuada y terminan asesinadas y lo peor muchas veces son culpadas por los mismos fiscales, jueces y la sociedad en general, como sucedió con Rosa Elvira Cely cuando la oficina jurídica de la Alcaldía le respondió a un juzgado que la mujer fue culpable de lo que le paso por salir tarde con dos compañeros de estudio que apenas conocía.
Sería infinita la lista de crímenes hacia la mujer en nuestro país, ha sido usada como arma de guerra, la misoginia acepta practicas tan crueles como la ablación o mutilación femenina común en las tribus indígenas argumentando que con esta tortura las mujeres no van a tener deseos de estar con otro hombre que no sea su marido. En Colombia los hombres tienen sentido de posesión hacia las mujeres.
Aunque se ha puesto de moda el tema de equidad de género es preocupante que no se hable ni se tengan cifras claras de los abusos que viven las mujeres con discapacidad, muchas han sufrido abuso sexual y violación, también cuando la discapacidad es adquirida son esclavizadas como empleadas domésticas, claro está sin salario, se piensa que la mujer con discapacidad no es deseada, es subestimada por las mismas mujeres y rechazada por el sexo opuesto; constantemente se le niega sus derechos sexuales y reproductivos, de hecho existe la falsa creencia que la mujer con discapacidad, debe ser cuidada toda su vida, pero por el contrario son ellas quienes terminan siendo cuidadoras de sus padres, abuelos o cualquier familiar.
No obstante es nuestra responsabilidad como mujeres trabajar para abrirnos caminos y ganar espacios en esta sociedad.