Por: Tatiana Yelena Rodríguez Mojica. @tatiana_tatiy

Tiernos, suaves y discretos en tonos rosas, cafés, vino tintos y uvas para las más serias, naranja, salmón y el espectacular rojo para las más atrevidas, pinta labios que sin duda han marcado la historia y la vida de millones de mujeres y hombres.

En la publicidad, nada más sensual que unos labios rojos, en el cine mujeres símbolos de belleza y sensualidad han congelado escenas para la posteridad, mostrando los labios maquillados como sinónimos de poder, libertad, feminidad y por supuesto belleza.

Así mismo, se ha usado en la literatura, el cine, la televisión, más recientemente en las series y peor aún en la vida real el recurso de escribir en un espejo con pintalabios frases de amor, pasión, terror y hasta de despedida por algún creativo suicida.

Además, en la cotidianidad nos ha acompañado en labios románticos, seguros, tiernos, discretos, tímidos, suaves, serios, liberales, sensuales, misteriosos, gruesos, delgados y atrevidos, convirtiéndose en un artículo fundamental sobre todo para las mujeres, sin desconocer que también es usado por algunos hombres.

Esta pandemia que ya nos tiene hastiados, por sus ausencias, por la profunda tristeza que deja por donde pasa con severidad, porque nos niega lo mínimo podernos abrazar y compartir con cercanía, este virus maldito también nos ha quitado la posibilidad de maquillar nuestros labios, ocultándolos tras unos tapabocas horribles, incómodos, contaminantes,  que impiden hipnotizar con movimientos sutiles, afrutados y palabras certeras, que esconde eso que eres, que sientes, eso que deseas mostrar con un color, un destello o una espectacular aroma.

Nos ha negado un momento especial que hace parte del ritual de arreglarnos, el encuentro con uno mismo, el planear cada elemento teniendo en cuenta el objetivo del día, eso que nos produce placer, el gusto de escoger un color, una fragancia, la magia al sentir la suavidad y textura de cada empaque, creando labios exuberantes que complacen a los sentidos.

Este artículo de primera necesidad o así lo proclamó en los años 40 Winston Churchill con el lema: la belleza es tu deber, durante la segunda guerra mundial porque levantaba el ánimo de las mujeres lo que influía en toda la población, generando un crecimiento en las ventas para las empresas cosméticas, este fenómeno de comprar algo económico que eleve la autoestima en tiempos de crisis, se ha denominado efecto lipstick o efecto pintalabios en español.

Esta barrita mágica, se ha usado para causar terror en alguna nota anónima, ha sido fruto de discordia al sobresalir en el cuello de la camisa de algún esposo fugado, la evidencia de la taza donde bebiste, la marca romántica de cuando aún se escribían cartas de amor, el beso anhelado que por el momento su destinatario se conformará por tenerlo en una servilleta, el deseo de lo que no pudo ser y el añoro de lo que fue.

También, sinónimo de poder, por ejemplo, en 1912 Elizabeth Arden les regaló a las mujeres sufragistas, llamadas así por sus movimientos sociales que buscaban el derecho al voto, pintalabios rojos que usaron sin importar que en esa época era mal visto porque se asociaba a las trabajadoras sexuales, convirtiéndolo en el símbolo de la protesta, rebeldía, libertad y de lucha.

Sobre el labial, pintalabios, lipstick, lápiz labial, carmín, colorete antes en Colombia, investigaciones sobre maquillarse los labios mostraron que los primeros indicios se encontraron en la antigua Mesopotamia, hace 5.000 años, donde tanto hombres como mujeres se pintaban el rostro, los Sumerios usaban joyas semipreciosas trituradas, en el antiguo Egipto, molían insectos para obtener un tinte rojo pues, usaban esta práctica como forma de mostrar estatus.

Según cuentan el pintalabios de Cleopatra, estaba hecho de escarabajos y hormigas; pero esta práctica no siempre fue bien vista pues se asociaba a los artistas y a las trabajadoras sexuales, incluso en la edad media se comenzó a acusar a las mujeres que lo usaban de brujas.

Este espectacular invento comenzó a ser mezclado con cera de abejas, para proteger los labios, del mismo modo, con escamas de pescado para dar brillo y con aceites para crear una fragancia atractiva, pero mientras que esto sucedía, en Egipto y Mesopotamia  la recursividad hizo que se usara elementos como plomo, el bermellón polvo rojo que se usaba para elaborar pinturas, yodo y el bromo, convirtiéndose en una sustancia mortal, no para las mujeres que lo usaban si no, para los hombres que las besaban, por lo que se le llamó el beso de la muerte y fue prohibido.

En el siglo XVI la iglesia prohibió maquillarse los labios, hasta que la Reina Isabel I de Inglaterra, lo popularizó al pintar sus labios de rojo y su rostro de blanco, siendo imitada rápidamente por otras mujeres. Respecto a, el famoso empaque tubular, usado hasta el día de hoy, se le ha adjudicado ese invento a el estadounidense Maurice Levy en 1915 y la primera barra de labios al médico Abu-Al Qasim al-Zahrawi en el año 900 D.C.

Por otra parte, están los que aseguran que muchas personas se ven mejor con tapabocas, de lo que no son conscientes es que eso también los incluye a ellos, otros optan por usarlos con diseño de labios sonrientes, caras de payazos, máscaras, flores, perros, gatos, tigres, delfines, ballenas, mariposas y cuanto desafortunado animal quepa en ese espacio, de colores y hasta con los escudos del equipo de futbol favorito.

Las más vanidosas los usan con pedrería, lentejuelas, encaje, del color que combine con la ropa o de la marca predilecta y los más patriotas con la bandera de su país o región; variedad para todos los gustos, pero en esta coyuntura más que gusto es una necesidad, una urgencia que no sabemos hasta cuando lo sea.

En contraste, el auge de las reuniones por distintas aplicaciones es algo que va a permanecer y que ya hace parte de la cotidianidad, así como el trabajo desde casa siendo internet el protagonista; situación que nos permite cuando está activada la cámara disfrutar de nuestros labios maquillados, con personalidad, claro para las que aún lo hacemos, otras ya no lo desean, dejó de ser importante como muchas cosas en esta pandemia.

La otra cara, es la de las empresas cosméticas que han tenido pérdidas millonarias por el acelerado descenso en las ventas de los labiales, pero un aumento en las ventas de productos para maquillar los ojos; por mi parte, aunque no vea, amo el labial y tenerlo en mis labios, incluso los llevo maquillados debajo del tapabocas, no sea que en algún momento los pueda estampar en mi lugar favorito.